El sitio equivocado


A mi hija le encanta jugar a juegos de mesa. Le fascina pasar las tardes delante del tablero, lo vive, le hace disfrutar. Sin duda, su juego favorito es el monopoly, ya sabes, ese juego dónde puedes pasarte toda la tarde jugando y que en ocasiones, es imposible terminar la partida. Ese juego, dónde se fomenta la especulación inmobiliaria. Bueno, este es el argumento mío, cuando prefiero que se decante por cualquier otro. 

Pero lo que vengo a contarte hoy, no tiene que ver con el monopoly, sino con el parchís. ¿Sabes estas películas de indios y vaqueros, que están jugando su partida de poker en la cantina, dónde se respira la tensión del juego? Pues, si cambias el whisky por zumo y el poker por el parchís, algo parecido es lo que montamos en ocasiones. Lo bueno, que no llevamos pistolas, ya que en ocasiones, el juego dependiendo quién gane o a quién le coman la ficha, tiene consecuencias alteradas.

- ¿Tan violentos os ponéis jugando al parchís?

- No hombre, violentos no. Pero todos sabemos lo que pasa cuando juegas con niños y la partida no les sale como ellos esperan.

El caso, es que recuerdo que la tercera partida estaba comenzada. Las dos anteriores habían sido un auténtico desastre para mí. Recuerdo que en esta última, todos ya habían sacado su "5". Yo era el único jugador que seguía con sus cuatro fichas aún en casa. Mi partida una vez más, volvía a ser terrible. Un desastre épico.

En serio. Tirada tras tirada, mi dado nunca mostraba el maldito "5" que me permitiera, por lo menos, comenzar a jugar. Todos avanzaban, reían, movían fichas, se comían, contaban... Y yo ahí, como cuando vas a ver un concierto de La Pantoja con 14 años, que no entiendes porque la gente disfruta de esas cosas.

Hasta que me frustré. Y solté:
- "A ver… es que creo que esta silla está maldita. ¡Cambiémonos de sitio! 

Mira voy a serte muy sincero, esto pensé para mis adentros. La persona de mi derecha, mi hija, es malísima, está jugando, pero su dado solo saca números bajos. El de mi izquierda, mi hijo, gana siempre, su dado solo saca 5 y 6. Estoy atrapado entre el desastre y el prodigio en lo que al juego de hoy se refiere.
A si que, nos cambiamos, y no vas a creer lo que pasó.

- ¡¡¡Esa silla estaba maldita!!!

Mi hijo, que llevaba todo el juego sacando 5 y 6, se sentó en "mi silla", y de repente, su juego comenzó a caer en picado. Su dado, no volvió a sacar más de un cuatro y en contadas ocasiones.

- Y, ¿Que pasó conmigo?

Pues comencé a sacar mis fichas, una tras otra. Pasé de tener todas en casa, a llegar a comer a varios jugadores. Es cierto, no conseguí ganar, pero mi remontada fue tal magnitud, que yo diría que es digna de contar en una película de Hollywood. De Hecho, quedé el segundo en la partida, cosa impensable antes de cambiar de silla.

Entonces me di cuenta, no era que yo no supiese tirar bien el dado. No era que no valiese para ese juego. No era que me faltara estrategia. Era el lugar, ¡¡¡Era la silla!!!. Era la posición en la que estaba, la que me hacía perder.

- ¿Cuántas veces te ha pasado esto en la vida real? ¿Cuantas veces has estado en el lugar equivocado? ¿Cuantas veces has estado con la persona equivocada? ¿Cuantas veces has confiado en la persona que no era? ¿Cuantas veces te has rendido por tener pensamientos equivocados?

Estás en un trabajo que no te deja avanzar. En un entorno que no te ve. En un sistema que premia siempre a unos y penaliza a otros. Y el problema no es este. La cuestión, es que comienzas a pensar que el problema eres tú.

- Pero… ¿y si no lo eres? ¿Y si solo estás sentado/a en el lugar equivocado? m+

Si algo de esto te resuena (hora no hablo del parchís, sino en tu vida real), te invito a realizar un cambio de lugar. No hace falta poner tu vida patas arriba, hay veces, que solo es cuestión de convencerte que dónde estás ahora mismo, ahí no es.

No me hagas caso, pero la vida me ha enseñado, que vivir la vida desde —otra posición—, te permite jugar con tus verdaderas cartas. Tener el coraje de hacer cosas diferentes, te hace ser mucho más hábil y resolutivo. Porque muchas veces, los grandes cambios llegan después de pequeños movimientos.

Igual que muchas plantas necesitan un cambio de lugar para seguir creciendo, (cambio de maceta), nosotros también necesitamos esos mismos cambios, para seguir avanzando.

Cambiar de sitio en la vida, puede ser una experiencia transformadora que nos brinda nuevas oportunidades y perspectivas.  ¿Lo has pensado alguna vez?

1. Nuevas experiencias: Cambiar de sitio, nos permite conocer nuevos lugares, personas y culturas, lo que puede enriquecer nuestra vida y ampliar nuestros horizontes. Es más, llámame raro, pero muchas veces, perderte es lo mejor que puede pasarnos. A veces, cuando te pierdes, encuentras magia.

2. Crecimiento personal: Un cambio de sitio, puede desafiar nuestras creencias y hábitos, lo que puede llevar a un crecimiento personal y una mayor autoconciencia. Date la oportunidad.

3. Nuevas oportunidades: Un cambio de sitio puede abrir puertas a nuevas oportunidades laborales, educativas o personales que no habíamos considerado antes. No me hagas caso, pero igual abrir los ojos y luchar contra tus miedos...

4. Perspectiva fresca: Cambiar de sitio, nos permite ver las cosas desde una perspectiva diferente, lo que puede ayudarnos a encontrar soluciones innovadoras a problemas y desafíos.

5. Redes de contactos: Un cambio de sitio, puede ayudarnos a conocer nuevas personas y establecer redes de contactos que pueden ser beneficiosas en el futuro. Vamos, el famoso networking.

6. Adaptabilidad: Cambiar de sitio, nos obliga a adaptarnos a nuevas situaciones y entornos, lo que puede mejorar nuestra capacidad para manejar el cambio y la incertidumbre. Vamos, que ya no serás un 4x4, sino un 8x8.

7. Aprendizaje continuo: Un cambio de sitio, puede ser una oportunidad para aprender nuevas habilidades y conocimientos que pueden ser valiosos en nuestra vida personal y profesional. Aquí necesito contaros una cosa a algunos. Leer un libro, no es malo, los libros no transmiten enfermedades, os lo prometo. ¡¡¡Comprobadlo!!!

- ¿Estás considerando un cambio de sitio en tu vida? ¿Qué te gustaría lograr con este cambio?

Recuerda, no porque encajes en un lugar concreto, significa que ese sea tu lugar.

Te deseo un cambio de sitio estupendo. ¡¡¡Te espero allí!!!

dtp.rubenarroyo@gmail.com