Noche de pesadilla

Posiblemente has soñado en el algún momento, que caes al vacío. ¿Te ha pasado? Pues, dicen los expertos, que soñar esto está relacionado con sentimientos de ansiedad, pérdida de control, incertidumbre o incluso a agotamiento físico. No sé si tu lo has soñado alguna vez, a mí me ha pasado varias veces. 

Hoy quiero compartir contigo el sueño que he tenido esta noche. Y no por el sueño en sí. Lo comparto, porque al igual que soñar que caemos al vacío tiene un significado, me gustaría saber que significado tiene la pesadilla de esta noche, en caso de que tenga alguno.

- Miedo me da lo que has soñado.

- ¡¡¡Buah!!, ¡¡¡pues vas a fliparlo!!!

No sé como catalogarlo, si como sueño o pesadilla. Si te parece, lo comparto y después decidimos.

Pantalón corto de color blanco y camiseta verde. Estamos en pleno verano. No me preguntéis en que lugar estamos, lo desconozco, no sé responder a esa pregunta, pero si puedo contar que estoy de vacaciones. El hotel es una maravilla. Es de esos hoteles que ves en las redes, esos que solo con verlos te visualizas allí. Un hotel precioso, fachada blanca, moderno y con una hilera de palmeras rodeando la piscina, como si fuesen los guardianes de la misma y bañarse allí, solo esté reservado para unos cuantos elegidos.

- No me digas, y tu eres uno de esos elegidos ¿verdad?

- Pues hombre, es mi sueño-pesadilla, ¡si quieres me quedo fuera de la historia!

Os prometo, que este lugar es impresionante, espectacular, realmente increíble. Creo que debe ser un 7 estrellas o algo parecido. Claro, visto y contado de esta manera, igual de pesadilla tiene más bien poco.

Vamos a comer. Buffet libre. A mi hija, que esto de tener mil platos para elegir le encanta, le llama la atención la imagen de la comida, los colores, su colocación, ¡este sitio es genial!

- Pero entonces, ¿Dónde está la pesadilla?

Pues el rollo comienza ahora. Cuando después de dejar todos los tratos en la mesa, nos dirigimos a escoger la comida que a cada uno le apetezca. En el primer mueble no hay platos. En el mueble de la pasta, tampoco hay platos. Me acerco al del pescado, no, no hay ni un solo plato allí tampoco. Pues estarán en el mueble destinado a los fritos, pero no, no hay un solo plato disponible.

- ¡Disculpa!, -paro a uno de los camareros del comedor, -Mira, acabamos de llegar, y no hay un solo plato en todo el comedor para poder comer. ¿Vais a tardar mucho en sacarlos?

- ¡Como! ¿que nadie le ha contado que no hay más? Caballero, en el hotel hay alojadas ahora mismo 1000 personas, pero solamente tenemos platos para 700. 

¿Increíble verdad? Pues imagina la cara que se te queda, cuando descubres que conforme las personas allí presentes terminan de comer, vacían sus platos y se los llevan. Sí, has leído bien, se los llevan. Claro, aquí, ya no es que el camarero te cuente que es lo que hay, es que sientes la presión de tus acompañantes, ¿Y no vas a hacer nada? ¿Papa y te vas a quedar tan tranquilo? ¿En serio que hoy no vamos a comer porque no hay platos?

Venga, ahora no me digas, que de sueño no comienza a pasar a pesadilla. El primer día no comimos, no teníamos platos. Pero lo fuerte llega, cuando vamos paseando y descubres que la gente lleva sus platos de la mano. Por el paseo marítimo, vemos que la señora lleva la bolsa de la playa y su plato bajo el brazo. Los hombres, cargan con la sombrilla a la espalda, las tumbonas en un brazo, ¡y su plato en la otra! Es que no doy crédito, han pasado a mi lado dos chicos de unos 14 o 15 años en patín. Uno lleva su plato asomando por encima de una mochila, y el otro sujeta el suyo con los pies, apoyado este en el propio patín.

- Creo que tienes un problema. ¿Te encentras bien? ¿Puedo ayudarte en algo?

¿Pues como queréis que me encuentre? Hemos estado allí un total de 10 días, y hemos estado esos diez días sin comer, sin cenar y sin posibilidad de desayuno alguno, ¡porque no había platos! Os puedo asegurar que es muy duro. Te das cuenta, que tienes un verdadero problema, cuando ves como los huéspedes del hotel, entran al baño cada uno con su plato. Duro, muy duro. Eso es muy complicado de digerir.

Ahora que llevo despierto un rato y mi cabeza comienza a funcionar después de un café, pues empiezo a reflexionar sobre todo esto, y al final llego a conclusiones, las cuales quiero compartir a continuación contigo.

  1. Un hotel con 1000 personas alojadas y 700 platos es absurdo, pero como es un sueño, se acepta.
  2. No hay platos, pero vasos si. Entonces, ¿Por que he estado 10 días sin beber agua?
  3. En cada mesa hay cubiertos. Platos no, pero cubiertos si. ¿Por que no nos hemos acercado dónde se encuentra la comida y hemos comido directamente de las fuentes? ¿No es mejor eso que estar 10 días sin comer?
  4. ¿Por qué todos mis acompañantes se dirigen a mi cuando las cosas se tuercen?

Vale, es un sueño-pesadilla. Vale, es una bobada. Pero escucha, que yo me hago una reflexión importante, esta de verdad. 

¿Te has fijado que nos quedamos en la queja, en el problema? He estado 10 días quejándome en mi sueño. Diez días sin comer y sin beber, por estar diez días sin pensar, sin poner orden en mi cabeza, y por dejar que sean otros los que decidan por mí.

No conoces el tamaño de tu fuerza, hasta el día que percibes
el tamaño de tu necesidad o de tu propio conformismo.

La reflexión es sencilla. ¿Cuantas veces hacemos esto en la vida real? ¿Cuantas veces nos centramos tanto en el problema, que olvidamos buscar la solución? ¿Cómo es posible que lleguemos a creer, que no podemos hacer nada ante cualquier situación?

Ya sabes, a mi no me hagas caso. Solo quiero decirte, que la vida me enseñó, que quién se conforma con lo que le llega sin más y no busca alternativas, nunca recibe premio alguno.

Lo he pensado mucho esta mañana, y al final me he dado cuenta, que estando bien despierto, hice en más de una ocasión lo mismo que el sueño me ha hecho vivir y recordar esta noche. No voy a entrar en detalles al ser temas personales, pero te invito a que te pongas a pensar. Seguramente te pase lo mismo, he identifiques ese momento que perdiste algo, o no te pudiste beneficiar de esto otro, por culpa de tu conformismo, por estar viviendo en la queja, por intentar convencerte que la culpa siempre es de otro, en lugar de buscar soluciones, alternativas al problema que te acontece en ese momento.

No sé, no me hagas caso. Yo sabes que le doy vueltas a todo porque no me gusta tener que creerme nada sin contrastar y verificar que es verdad, o por el contrario intentan engañarme o contarme algo que es completamente falso. 

Fíjate si le doy vueltas, que ahora dudo entre dormir la siesta o prescindir de ella para siempre.

Sea como sea, te deseo un sueño exageradamente bonito.